De origen prehispánico. Desde 1590 el mote es parte de la mesa indígena, lo cocinaban en vasijas de barro, en leña y con ceniza, para lograr su rompimiento y suavidad.
El Mote Pata, es tradicional en la celebración del Carnaval. El mote pillo y mote sucio se sirven en restaurantes, mercados y huecas tradicionales, acompañando a la carne asada.
El mote, del Kichwa “muti”, no es otra cosa que el maíz (Zea mayz) cocinado. La calidad, cantidad y diversidad alcanzan su máxima expresión en Azuay. El mote, la cultura, la tradición y el paladar, son inseparables pues constituyen un referente culinario de la provincia. Posee propiedades nutricionales y medicinales básicas para la seguridad alimentaria.
El mote es un alimento completo, energético y antioxidante que mantiene saludable el aparato digestivo, y además ayuda a reducir los niveles de colesterol. Las vitaminas del complejo B que contiene contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso central.
La preparación y el consumo del mote nacen con los cultivos extensos en estas tierras. Esta gramínea es parte fundamental de la historia del Azuay, donde la agricultura, la alimentación y la vida hogareña de los “morlacos” giran alrededor del maíz. Sus diversas preparaciones como el mote pillo, mote pata, mote casado, mote pelado y mote sucio, entre otras, son altamente elogiadas y apreciadas. Generalmente el mote acompaña al hornado, la fritada y al caldo de patas.
Nevados, montañas, valles, suelos de origen volcánico hacen que esta región tenga una gran riqueza agrícola, donde los productos andinos como la papa, el maíz y el mote combinados concarnes como el cerdo sean los protagonistas de deliciosos platos.